jueves, 2 de septiembre de 2010

Crónicas del Viento. Lisandro Aristimuño

Hoy se respira viento sur

ese que nace del frío

horno de barro calienta el sol

de los lugares perdidos.



Lisandro Aristimuño es un músico nativo de mi ciudad, Viedma. En la décda de los noventa íbamos todas las noches con mis amigas a verlo tocar a un bar de Las Grutas (...veranos mágicos de la adolescencia...) sin sospechar que se convertiría en una promesa que ya está, creo, cumplida: Hoy lo reconocen, admiran y quieren en todo el país, y sus dos primeros discos quedaron entre los mejores 50 de los años en que fueron editados... (Revista Inrockuptibles).

Si bien en aquellas noches de calor y cervezas había escuchado algunos de sus primeros temas, mezclados con los covers, no conocía la música de Lisandro. Sabía que sus discos habían recibido buenas críticas. Pero algo me gustó mucho y fue leer una entrevista que le hicieron donde habló de Viedma, del río, del mar y de la vida acá. Me di cuenta que es un artista de esos que han seguido el consejo “pinta tu aldea”, que lleva su pueblo en el corazón.

Así fue que en el mes de junio fui a un recital que hizo en el Centro Cultural de Viedma y lo pude corroborar. Las canciones de Aristimuño están llenas de viento, de río, de loros barranqueros, de atardeceres en el mar y en la costanera con almendros en flor. De árboles caídos donde ir a besarse con la novia adolescente y de frío. Lisandro flota en el agua, se deja llevar hasta el canal de Patagones... Y todo esto lo cuenta con música. Música sorprendente, gozosa, un sonido nuevo que mezcla cosas del pop, del folklore, de música electrónica, rock, clásica y mas. Único e incomparable pero que a la vez me hizo pensar un poco en Vicentico, en Drexler, en Manu Chao, en Calamaro y en el flaco Spinetta.

Su orquesta “Los azules turquesas” está compuesta por cinco personas. Hay dos chelos, batería guitarra y bajo. Pero también hay charango, arreglos electrónicos y la incorporación de todo tipo de instrumentos de percusión que toca Rocío Aristimuño. Hace varios años que están juntos (cosa rara en el ambiente artístico) y se nota. Los músicos se comunican en el escenario, participan de un diálogo permanente. No es música triste ni bajoneante. Es música que te hace dar ganas de bailar y de cantar.

A partir de ese recital, en mi casa suena muy seguido el disco "Crónicas del Viento". Si pueden, déjense sorprender por este hijo de Viedma. Van a pasar un buen momento.

(Esta entrada la hice en el mes de junio como colaboración para el blog http://alumnosmdag.blogspot.com/ )

4 comentarios:

  1. la semana pasada lo pude ver en santa fe y rosario.... es una gloria nacional, y como vos bien decís, su música transporta... escuchar a lisandro es escuchar el viento, la brisa, los susurros entre las hojas del otoño, y dan ganas de dejarse llevar al sur.......

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  2. Estás invitado a al Sur!!! para que "el viento te haga volar/Sacando los brazos afuera,/Gritándole al tiempo que sigue igual,/Puliendo la luna de arena..."

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  3. No lo conozco, una lástima que me enteré que estuvo por acá después de leer tu entrada.
    Besos.

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  4. que hermoso post... y si las crónicas pueden trasportarte tanto asún sin ser de la Patagonia, Río Negro, Viedma ni Argentina.
    Saludos desde Perú

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