martes, 14 de septiembre de 2010

Los años del elefante. Willy Linthout. Novela Gráfica



Carl es un hombre modesto. Está casado con Simone y tiene un trabajo estable y un hijo maravilloso, a quien le une un vínculo indestructible. Sin ninguna explicación, su hijo eligió acabar con su vida. Al hacerlo, Carl lo perdió todo en un suspiro devastador.
Carl se ocupó del funeral y después volvió al trabajo. Parecía tener todo bajo control, pero pronto sería consciente de lo que había sucedido y de la profunda tristeza que le embargaba; Bart ya no estaría nunca ahí.

Poco a poco, Carl se va apartando de la realidad que le rodea.

En Holanda, Los años del elefante fue premiado con el prestigioso “Stripschapspenning” al mejor trabajo de literatura gráfica de 2007. En Bélgica, Los años del elefante fue premiado con el premio más importante que puede recibir un cómic: el premio al mejor cómic cultural belga 2008. En 2009, Willy recibió el Bronze Adhemar por toda su carrera.

La verdad es que no me gusta "matar" a los libros con mis reseñas. No es la idea, y además es demasiado fácil hacer reseñas o críticas negativas. Pero justo leí esta brillante novela gráfica después de la fallida novela "Perder" que reseñé en la entrada anterior. Y digo justo, porque se trata del mismo tema: La pérdida de un hijo y el tremendo dolor que conlleva. Dolor y locura. Pero mientras que la novela premiada por Clarín es melodramática y todos esos sentimientos parecen provenir sólo de la pluma de la autora (no de su alma), en el caso de "Los años del elefante" la pérdida, la deseperación, la imposibilidad de entender y el vacío son palpables. Carl, el protagonista sigue vivo. El hijo se murió. Carl tiene que seguir caminando por el mundo. Por un mundo que parece refregarle su pérdida a cada segundo, en las vidas de otros, en la indiferencia, en los prejuicios. La búsqueda de salvación, de cordura, es infructuosa.
Pese a lo tremendo del tema, la novela no tiene golpes bajos (en serio). La explicación a esto puede estar en  la forma en que el autor utiliza los recursos gráficos: los dibujos remiten a un cómic de historieta, y son bastante graciosos, lo que genera un contraste entre loque se cuenta y lo que se ve, que pienso que puede ser lo que contribuye a alivianar el relato. Me hace acordar un poco al historietista uruguayo Tabaré, con su personaje de Diógenes y el Linyera. Uno puede reirse con esa historieta, pero en realidad si te ponés a pensar muchos de los chistes son bastante duros...
La verdad es que me pareció una novela gráfica buenísima, un recorrido por miles de emociones, que deja una sensación final agridulce.




1 comentario:

  1. A pesar de ser novela gráfica, me interesa, por la forma en que comentás que está retratado.
    Hoy empiezo libro nuevo, a pesar de poder leer poco debido a una conjuntivitis.
    Besos.

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